«El cuerpo vive constantemente en el momento presente, es nuestra mente la que muy a menudo se balancea entre pasado y futuro, impidendonos de estar presentes en la maravilla de lo que está pasando aquí y ahora. Nuestra sexualidad es un jardín, y, tal como un jardín, para ser un lugar placentero y lozano necesita cuidado y dedicación»
«Redescubrir y despertar la sensibilidad y la sensualidad natural de nuestro cuerpo en una dimensión táctil que no tiene nada que ver con las imágenes que nuestra mente proyecta, se trata simplemente de estar en contacto y experimentar las sensaciones que la piel nos transmite»
Laura Orsina y Alex Cipollini
(Artículo de Laura Orsina y Alex Cipollini sobre sensibilidad, sensualidad y tomar conciencia del cuerpo)
Necesita antes de todo un jardinero, nosotros mismos, enamorado de sus brotes delicados y de sus lujuriantes paisajes y que siga cuidando y nutriendo la tierra y las plantas a lo largo de toda su vida.
Y sus atenciones tienen que ser constantes y diarias para ser eficaces y dar vida a flores perfumados y a frutos jugosos.
Es un acto creativo continuo, una practica de amor constante, hacia si mismo antes de todo y después hacia la pareja, si hay una.
La tierra a cultivar es nuestro cuerpo. El cuerpo no tiene pensamientos, no tiene ideas, conceptos y no necesita fantasías o imaginación.
Solo siente, si es lo suficiente despierto y sensible o, mejor dicho, si nosotros somos lo suficiente despiertos y sensibles para dejar que se exprese libremente.
El cuerpo vive constantemente en el momento presente, es nuestra mente la que muy a menudo se balancea entre pasado y futuro, impidendonos de estar presentes en la maravilla de lo que está pasando aquí y ahora.
Así que el primer paso es volver a la sensación, pura y simple.
Redescubrir y despertar la sensibilidad y la sensualidad natural de nuestro cuerpo en una dimensión táctil que no tiene nada que ver con las imágenes que nuestra mente proyecta, se trata simplemente de estar en contacto y experimentar las sensaciones que la piel nos transmite.
Evidentemente esta actitud de presencia vibrante y sensible solo puede manifestarse de manera natural en nuestras relaciones sexuales si la cultivamos en cada momento de nuestra vida, aun y sobre todo cuando no estamos haciendo el amor.
Es realmente posible vivir cada momento de nuestra vida de manera sensual y creativa, gracias a un «entrenamiento» dulce y placentero que simplemente requiere unos instantes de plena presencia a nosotros mismos repetidos a lo largo del día, momentos en los que estamos totalmente sumergidos en a las sensaciones de nuestro cuerpo.
Podemos disfrutar de cualquier ocasión, por ejemplo tomando una ducha, saboreando una manzana, untando nuestro cuerpo con una crema, percibiendo la caricia del sol o del aire sobre nuestra piel…a lo largo del día ¿cuantos momentos vivimos que calificamos como banales y corrientes y que pueden transformarse en instantes de verdadera sensualidad?
Así será posible descubrir y experimentar que nuestro cuerpo tiene una capacidad infinita y una disposición natural al placer sin limites, a no ser los limites impuestos por nuestras creencias y nuestros conceptos.
Así aprendemos a dejarnos sorprender por la vida sin poner intenciones o intentar programar algo que en realidad no puede ser programado en absoluto.
Cultivamos la actitud a dejar de pensar, imaginar, juzgar y definir en la cabeza nuestra sexualidad y empezamos a permitir al cuerpo de manifestarla naturalmente con su inmensa sabiduría.
Nos liberamos del concepto que tenemos que lograr algo, que hay un objetivo a alcanzar, como un orgasmo por ejemplo, y simplemente nos relajamos y disfrutamos de cada instante paseando por nuestro jardín.
Es una meditación en movimiento constante, en la que participa todo el cuerpo y que al mismo tiempo pacifica y calma el discurso neurótico de la mente.
Esto nos ayudará también a quitar tensiones y expectativas de nuestra vida sexual, normalmente hay una gran confusión entre excitación y tensión y esta ultima no es de alguna manera útil al sexo, lo transforma en una descarga energética que nos deja insatisfechos y vacíos.
Al contrario, la relajación amplifica y extiende los limites del placer y nos permite percibir la sutiles vibraciones de nuestro cuerpo.
Cuando entramos en una relación directa con nuestras sensaciones, nos damos cuenta que no hay nada que aprender de manera racional, que en realidad no hay nada que «hacer» para recobrar la energía de nuestra fuerza creativa y sexual.
Y en practica, alguien se estará preguntando, ¿qué hacer? ¿Si no tengo que hacer nada, no cambiará nada?
- Hay que estar más en en el cuerpo, en las sensaciones, que en la mente. Y es mas fácil aprenderlo afuera de nuestra vida sexual, en momentos «normales», comiendo, duchandose, paseando, acariciando tu gato que no haciendo el amor!
- Intentar darse cuenta de todas las veces que no escuchamos los sentidos y estamos en la mente
- Dejar la idea que podemos mejorar nuestra vida solo aprendiendo técnicas nuevas, tenemos simplemente que recobrar lo que ya nuestro cuerpo sabe
Es un circulo virtuoso que se nutre a si mismo: más nuestra actitud hacia la vida es abierta y nuestro cuerpo es sensible y más nuestra sexualidad se vuelve dichosa, auténtica, feliz y al mismo tiempo, más nuestra sexualidad es libre de conceptos y es vivida en la realidad del cuerpo, más nuestra vida será llena de energía, de creatividad, de alegría y de salud.
Esto quiere decir hacer el amor con la vida!
Laura Orsina y Axel Cipollini
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