Muchos padres optan por enviar a sus hijos a un campamento de verano a pesar de tener las típicas dudas acerca de si los niños están realmente preparados para vivir una experiencia que implica separarlos de ellos y dejarlos en un nuevo ambiente que no conocen durante varias semanas. Los pequeños suelen adquirir autonomía a partir de los 6 o 7 años aproximadamente. Por tanto, será ese el momento en el que las condiciones serán más favorables para que los niños emprendan la nueva aventura lejos de sus hogares. A pesar de la confianza que se pueda tener en los hijos sobre su madurez, será recomendable tomar ciertas precauciones para evitar males mayores.
En primer lugar, lo más importante es saber cómo maneja el niño las separaciones de la familia. Antes de tomar la decisión de que acuda a un campamento. Se deberá comprobar si le gusta dormir fuera de su casa. Intentando que se quede con otros familiares como los abuelos, tíos… o con sus amigos. Asimismo, es recomendable fijarse en su comportamiento en ciertas circunstancias como los medios conocidos (colegio, fiestas de cumpleaños…). O cuando tiene que adaptarse a nuevos entornos. Es bueno saber si es un niño solitario o si, por el contrario, tiene un grupo de amigos definido. Su capacidad de adaptación social se notará en dichas situaciones.
Por otro lado, también es conveniente asegurarse de que el niño sepa cuidar de sus pertenencias. En un campamento, los pequeños suelen compartir habitación y eso puede ser un peligro. Ya que ciertos niños pueden tener el impulso de quitar las cosas a sus compañeros. Sea por alguna pelea que hayan tenido o por simple curiosidad. Al finalizar el campamento, muchos padres se enteran de que sus hijos han perdido algunas de sus cosas durante su estancia. Para prevenir este tipo de situaciones, lo más recomendable es usar etiquetas para ropa y objetos. De esta forma, se podrán personalizar todas las pertenencias que se lleven al viaje y prevenir su pérdida.
Las etiquetas termoadhesivas, por ejemplo, son aptas para cualquier prenda. En ocasiones se sirven en royo, lo que permite cortarlas a medida dependiendo del tamaño que se necesite. Se aplican de forma muy sencilla, pegándolas a la prenda elegida con el calor y vapor de la plancha. Estas etiquetas soportan altas temperaturas y, por tanto, no se perderán con los lavados o el uso de la secadora. Otras, se pueden coser en la ropa y servir como soporte para colgar las prendas en una percha.
Este tipo de etiquetas es ideal para chaquetas, abrigos o batas escolares. Para otro tipo de objetos más pequeños o personales, se pueden escoger las etiquetas adhesivas. Que servirán para marcar un bolígrafo, un cuaderno, un tupper, platos. O cualquier pertenencia que se pueda imaginar. No se debe temer porque en los campamentos usen lavaplatos, ya que las etiquetas son aptas para estos electrodomésticos también. De esta forma, todas las pertenencias de los pequeños quedarán protegidas y se podrán encontrar e identificar en caso de pérdida o robo.
En cuanto a las comidas, todo niño deberá saber que en los campamentos se cocina para todos los asistentes por igual, es decir, que no hay un menú específico al gusto de cada uno. Por tanto, deberá acostumbrarse a comer todo tipo de alimentos con el fin de no tener ningún problema y no pasar hambre. En los campamentos se suelen seguir dietas ricas en todo tipo de productos: arroz, pasta, verduras, fruta, lácteos, carnes, pescados…
Hay algunas comidas, como el pescado, con las que los niños suelen ser bastante reticentes. Pero por eso conviene que los padres les preparen para ello antes de acudir al campamento. Pueden hacerlo cocinando estos productos con alguna salsa que sepan que le gusta. Inculcarles así la costumbre de probar todo antes de decir que no lo quieren comer. Cabe tener en cuenta que algunos niños tienen alergias. Dado este caso, los padres o tutores deberán avisar a los monitores o cuidadores del campamento. De todo el historial médico para evitar situaciones perjudiciales para la salud de los pequeños.
Entonces…
Es cierto que separarse de los hijos durante un corto periodo de tiempo, algunas semanas o un mes, puede ser realmente duro, sobre todo si se trata de la primera vez. Sin embargo, es importante pensar que los campamentos son ideales para que los niños crezcan personalmente y adquieran hábitos de vida saludables. Asimismo, se fomenta en ellos el uso activo del tiempo libre para que lo disfruten plenamente en compañía de sus amigos. También estarán en contacto con la naturaleza para desarrollar sus capacidades, tanto físicas como intelectuales.
Ir a un campamento es una nueva experiencia educativa que los niños deben tener la oportunidad de vivir en verano con la finalidad de relajarse de las actividades escolares de todo el año. Además, conocerán muchos amigos y lugares nuevos.
30 diciembre 2017 15:51
Muy interesante lo que has planteado sonre que viajen solos los más peques de la casa, como un campamento de verano. Las comidas… ya se sabe o comes lo que te ponen o pasarás hambre, es una buena forma no sólo de aprovechar para que amplien su dieta (si es que no comen de todo) y coman alimentos que en casa se nieguen. Saludos