«Parecía que en las democracias, los tiempos del caciquismo, donde un potentoso terrateniente o empresario local utilizaba a la policía o ejército para defender sus intereses, aplastando cualquier persona o grupo que les molestara, ya había pasado, pero pueden estar seguros de que no es así» (…)
«Cuando en julio empecé a leer sobre el pueblo Naso de Panamá, parecía que acabarían poblando algún barrio chabolista a las afueras de alguna ciudad, como ha sucedido con muchos pueblos indígenas durante el último siglo, pero gracias a Internet, las nuevas redes de solidaridad, lucha y protesta también se han globalizado y han conseguido parar esta brutal agresión a una cultura azotada por la “maldición de los recursos”
Juanjo de Murcia
Interesado y preocupado desde hace meses con la situación del pueblo Naso cuyo estilo de vida y hábitat corren peligro por la construcción de una central hidroeléctrica, un concepto de progreso cada vez más cuestionado socialmente y una forma determinada de hacer política (con minúsculas), Juanjo de Murcia nos trae a El Lector Alternativo Opina el relato de un caso que ha conmocionado y despertado a la opinión pública, y que demuestra que el activismo social es importante y útil y que cada vez es, y será, más difícil anteponer los beneficios económicos a las personas.
Estos son los hechos relatados por Juanjo:
La cultura Naso (Na: vida, agua – So: creer, existir), también conocidos como Teribe, son el último reino de América (se organizan jerárquicamente en monarquía electiva), y se encuentra bajo una grave amenaza.
Su existencia misma corre peligro por el aumento en los últimos veinte años de la influencia de la cultura occidental y las presiones para incorporarse a una economía mundial de mercado. Y ahora se suma otra amenaza a la supervivencia de su identidad cultural.
Son uno de los primeros grupos que se establecieron en el territorio de Panamá. Ellos recibieron a Colón en su cuarto viaje. Poblaban el occidente de Bocas del Toro hasta el río Changuinola y colindaban con los Brí-Brí y gnöbes.
Actualmente existen unos 4.000 Naso a ambos lados de la frontera entre Costa Rica y Panamá, en los bosques nordoccidentales que bordean el río Teribe, y en general viven en muy malas condiciones, arrinconados en su propia tierra, aún sin demarcar.
A partir de 1973, los Nasos viene exigiendo al Estado panameño, la demarcación física de su territorio, actualmente es el único pueblo indígena que no se le ha legalizado. Por esta razón, en los últimos años, han ido perdiendo parte de su territorio a causa de las invasiones realizadas por los colonos y por otros pueblos indígenas (Gnöbes), que han ido expandiendo su frontera agrícola y de la ganadería.
El territorio Naso, además de no estar reconocido por ley, se encuentra dentro de 2 áreas protegidas legalmente reconocidas: El Parque Internacional «La Amistad «(R.J.D.21-88- 02/09/88-) con 207,000 has. y El Bosque Protector Palo Seco.
Desde principios de la década de 1970, el gobierno autorizó la realización de varios estudios de viabilidad con el fin de recoger información sobre el potencial del río Teribe y sus afluentes para la generación de energía hidroeléctrica. El resultado fue una propuesta para iniciar la construcción de dos proyectos hidroeléctricos, uno en el tramo superior del río Teribe, y el otro en uno de sus afluentes, el río Bonyic.
Aparentemente el gobierno decidió postergar el proyecto. Pero casi treinta años después, un grupo pequeño de inversores reinició el proceso solicitando una Evaluación de impacto ambiental (EIA) y la concesión de agua necesaria para llevar a cabo el proyecto.
En 1998 la Autoridad Nacional del Ambiente aprobó la EIA y también la concesión de agua por un plazo de 50 años. El grupo también obtuvo del Ente Regulador de los Servicios Públicos una concesión para generar energía, también por 50 años. Sin embargo, en ese momento la legislación ambiental panameña era menos estricta que ahora. El nuevo marco legal ambiental exige que cada proyecto con impactos importantes sobre el medio ambiente debe instrumentar un proceso de participación ciudadana, algo que no se había hecho.
Los impactos que han producido previamente otras represas hidroeléctricas han puesto de manifiesto la capacidad destructiva de estos proyectos, tanto para el medio ambiente como, particularmente, para los pobladores locales. Tal el caso de una represa hidroeléctrica en la región de Bayano en la zona este de Panamá, que inundó cientos de hectáreas de tierras fértiles habitadas por comunidades indígenas.
De construirse la represa proyectada, el medio ambiente y la cultura que hoy existen en el territorio Naso cambiarán en forma radical. La nueva carretera que se construirá y conectará al poblado de Changuinola con la represa, fomentará la emigración de los Naso y el ingreso de colonos. Aumentará también la deforestación, la cual a su vez provocará la destrucción de la tierra rica y prístina que el pueblo Naso ha habitado durante siglos.
La pérdida de hábitat así como el deterioro de la calidad del agua y el aire, y la reducción de las poblaciones de animales tendrá consecuencias graves para el estilo de vida y su salud, además de una amenaza importante para la vecina Reserva de la Biosfera “La Amistad”. Por otro lado, la reaparición de enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla y el dengue, por no mencionar la aparición de enfermedades desconocidas, es otro riesgo que no ha sido tomado en cuenta por los promotores del proyecto.
Cuenta una mujer del pueblo de Bonji:
“Pensamos que con las hidroeléctricas llegaría el vicio; me imagino que para represar el río vendrían las excavaciones, y que todos los peces de ese río se nos van a morir, porque hace dos años sufrimos un deslizamiento en la cabecera de uno de los afluentes del río Teribe y hubo mucha mortandad de animales, estuvo por tiempo sucio, las playas quedaron llenas de peces muertos; en consecuencia, con las hidroeléctricas que quieren poner aquí va a desaparecer lo poco que hay para nuestra subsistencia; van a invadirnos, van a acaparar tierras que no están registradas ni tituladas, y creo que va a ser un golpe muy duro para nosotros”.
De hecho, a finales de marzo empezó a entrar maquinaria escoltada por agentes locales, con formas dignas de la época del colonialismo, como narra este diario panameño:
Ante tamaña ropelía, acudieron observadores internacionales, y vieron el evidente hostigamiento y las intimidaciones que el pueblo indígena, que persisten a diario por parte de las autoridades (agentes de policía), que también recurrieron a la intimidación y al decomiso de nuestras cámaras fotográficas y de vídeo que no lograron, como también al registro de los documentos personales.
Diversos activistas panameños y del mundo se solidarizan desde entonces con ellos (como ejemplo el Festival y campamento “Todos somos Naso”, que se llevó a cabo en mayo reuniendo por 48 horas en la Plaza de la Catedral de la Ciudad de Panamá a cientos de personas y una treintena de artistas que presentaron su música en medio de actos culturales).
Gracias a todos estos movimientos, en septiembre publicaron su Pliego de peticiones del Pueblo naso, donde solicitan reunirse con el Gobierno para conseguir una solución definitiva a su precaria situación, solicitando observadores de Naciones Unidas como garantes del proceso.
Incluso a finales de ese mismo mes de septiembre empezaron una huelga de hambre algunos naso desplazados a dicha Plaza de la Ciudad de Panamá, donde están asentados esperando ser recibidos por el gobierno panameño. Pero en vez de eso, el 3 de octubre detuvieron a 10 manifestantes.
Parecía que en las democracias, los tiempos del caciquismo, donde un potentoso terrateniente o empresario local utilizaba a la policía o ejército para defender sus intereses, aplastando cualquier persona o grupo que les molestara, ya había pasado, pero pueden estar seguros de que no es así.
En muchos lugares de Latinoamérica, los Estados nacionales han hecho concesiones a empresas extranjeras, sin tener tampoco en cuenta los derechos de los pueblos que vivían en esos lugares (es el caso de los terrenos en conflicto). Y de esta misma manera, se han expedido títulos de propiedad a nacionales, diseñados desde un mapa o desde un helicóptero, sin contemplar los derechos históricos o posesorios de las poblaciones que vivían en esos lugares.
Cuando en julio empecé a leer sobre ellos, parecía que acabarían poblando algún barrio chabolista a las afueras de alguna ciudad, como ha sucedido con muchos pueblos indígenas durante el último siglo, pero gracias a Internet, las nuevas redes de solidaridad, lucha y protesta también se han globalizado y han conseguido parar esta brutal agresión a una cultura azotada por la “maldición de los recursos”.
Gracias al Pueblo Naso por no rendirse.
Juanjo de Murcia
BIBLIOGRAFÍA:
Movimiento mundial por los Bosques Tropicales
Periódico La Estrella (Ciudad de Panamá)
Prensa Indígena
UNESCO
Red latinoameriacana contra Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Aguahttp
Apoyo al pueblo Naso
Testimonio de la indígena
5 noviembre 2009 10:12
El el periódico panameño La Estrella, se ha publicado una entrevista (23/10/09) con un dirigente de aquel país, que hace poco cambió de gobierno:
«Lo que puedo decir con certeza es que el territorio Naso será delimitado y entregado a sus autoridades para que hagan el mejor uso de sus tierras. La Ley 72 de 2008 establece que todas comunidades o poblaciones indígenas, que no están dentro de una comarca, tendrán su territorio delimitado y reconocido como tierras colectivas de propiedad indígena».
Ahora falta que lo cumplan.
También adjunto un comentario muy bueno, hecho en ese artículo por un lector, en el que expone la importancia de que la tierra indígena sea siempre común, sin títulos individuales de propiedad:
«El despojo de sus tierras y territorios es el mayor problema de los pueblos indígenas. La tierra y los derechos de sus recursos son de fundamental importancia para los pueblos indígenas ya que constituyen la base de su sustento económico así como la fuente de la identidad espiritual, cultural y social. El despojo de sus tierras y territorios es una de las principales amenazas que enfrentan los pueblos indígenas de todo el mundo. En muchos países, los modos de producción indígena… son considerados primitivos, que van en contra de las aspiraciones de modernidad de los Estados. Es así que muchas políticas de desarrollo están orientadas a que, directa o indirectamente, se erradiquen los modelos de producción indígena. La propiedad individual amenaza a los pueblos indígenas. La tendencia en favorecer a la propiedad individual de la tierra en vez de la propiedad colectiva es una de las grandes amenazas contra los pueblos indígenas ya que de esta manera se abren las puertas a la privatización de la tierra y los recursos. También se corre el riesgo de vender tierras a individuos no indígenas o a intereses de grandes empresas».
13 noviembre 2009 10:26
Malas noticias. A pesar del cambio de mandatarios, continúa el hostigamiento hacia el pueblo naso. Aquí os enlazo un vídeo:
27 enero 2013 18:52
Los indígenas de la Amazonia se ‘rebelan’ contra las empresas madereras
http://www.ecoticias.com/naturaleza/74587/noticias-de-peligro-de-extincion–bosque-arboleda-selva-plantas-incendios-fuego-humedales-forestal-medio-medio-ambiente-medioambiente-medioambiental-renovables-marm