En primer lugar quiero comentar que hace mucho que no escribo sobre este tema del aprendizaje alternativo, autónomo, formal o dirigido. Llevo una larga temporada mucho más enfocada en la importancia de la crianza. El cómo aprenderemos será el efecto secundario de cómo vivimos y cómo somos criados por nuestros padres y demás adultos referentes. Por tanto el Unschooling ha pasado a un segundo plano en nuestro hogar.
Hace 5 años se me empezó a conocer por mi actividad activista defendiendo y hablando sobre el Unschooling (aprendizaje autónomo). Daba charlas y empecé a escribir sobre este tema. Actualmente, nuestros hijos siguen sin ir a la escuela y aprenden de una forma autónoma y no dirigida.
No obstante, mi necesidad y prioridad hoy por hoy es seguir dando voz a los niños que fuimos para luego poder dar voz a los hijos que tenemos delante. Comprender de dónde venimos y tomar conciencia de cómo fuimos tratados, sentidos, mirados y queridos de niños nos va a influenciar mucho en la forma en que criaremos a nuestros propios hijos y esos primeros años de crianza nos dejaran huella para toda la vida por tanto la forma en cómo adquiriremos los conocimientos académicos será el efecto secundario de cómo nos sentimos y de la imagen que tenemos de nosotros mismos y la capacidad de conectar con nuestro verdadero ser esencial.
Es urgente un cambio de paradigma no sólo en el sistema educativo actual sino también en cómo los niños son criados, tratados, vistos, comprendidos y es de vital importancia reconocer y satisfacer sus necesidades más primarias y básicas de afecto, seguridad, intimidad, apego, motricidad… mucho antes de preocuparnos por cómo, cuándo y a qué ritmo aprenderán a leer, a escribir o a sumar. Aprendemos viviendo y vivimos aprendiendo. Aprender es el efecto secundario de vivir una vida llena, plena y feliz. No se puede NO aprender.
Dicho esto vamos a ver,
las principales diferencias entre una familia Homeschooler y otra que practica el aprendizaje autónomo (Unschooler).
Tanto la una como la otra no lleva a sus hijos a la escuela. Nosotros no dirigimos académicamente a nuestros hijos por tanto se nos considera una familia Unschooler. No enseñamos a nuestros hijos sino que más bien simplemente les ayudamos a aprender aquello en lo que están interesados y les gusta o apasiona. Enseñar no es condición suficiente para que alguien aprenda aquello que pretendemos enseñar. Se necesita estar interesado y motivado para poder aprender. Podremos memorizar pero no aprender. Aprender es un acto emocional y no sólo algo intelectual.
Nuestros hijos han aprendido o están aprendiendo a leer, escribir y calcular cómo herramientas necesarias para vivir en esta sociedad. Escribir es hablar sobre papel, primero necesitamos tener algo que decir y luego a alguien a quien querer decírselo. Ellos ven a sus padres y demás adultos leer y escribir y cuando están preparados emocionalmente y neurológicamente y muestran la necesidad o el interés pues lo aprenden solos o con ayuda.
Una familia Homeschooler tiende a tener objetivos académicos. Cada familia es distinta por tanto no creo que se pueda generalizar. Conozco a familias que siguen el mismo curriculum académico y van al mismo ritmo que algunas escuelas convencionales. En cambio nosotros en nuestra casa vivimos como si las escuelas no existieran. Respetamos los ritmos, intereses y necesidades de cada hijo sin tener expectativas académicas.
No es que una familia Homeschooler no respete a sus hijos. Por supuesto que habrá respeto en muchas de ellas. No obstante, quizás con la expectativa académica de los padres el ritmo de cada hijo no podrá ser escuchado ni tenido tanto en cuenta. No todos los niños están preparados para aprender lo que nosotros pensamos es lo mejor en cada momento. Las familias que no escolarizan son muy variadas ya que en un extremo tendríamos a las más flexibles sin horarios ni expectativas y al otro extremo tendríamos a las más académicas. La gran mayoría de familias están en un punto medio y otras van oscilando de un lado al otro según necesidades de los adultos y de los niños.
En mi opinión, la motivación intrínseca y la curiosidad innata de cada niño es lo más importante a la hora de querer o necesitar aprender algo. Si nuestro hijo muestra interés por algo sería necesario interesarnos por aquello que le interesa al niño. No es preciso que eso en concreto nos interese a nosotros. Me refiero a mostrar interés por sus intereses. Que los niños sientan que aquello en lo que están interesados es legítimo y que sus padres les acompañan. Cuando dirigimos mucho a los niños solemos desconectarlos de su verdadero ser esencial y les cuesta identificar sus intereses, habilidades o pasiones. Están más pendientes de cumplir las expectativas para mantener la aprobación y la mirada de los padres y se olvidan de escucharse a sí mismos. Luego nos encontramos con adolescentes que no saben muy bien qué hacer con sus vidas. Nosotros también perdemos el foco principal que debería ser el niño en su esencia y no lo que el niño consigue hacer o saber. La motivación externa provocada por halagos, incentivos, notas… suele apagar la motivación intrínseca, la que viene del corazón y de la pasión.
Si esta motivación es escuchada y acompañada el hecho de ser Homeschooler o Unschooler no tiene mucha importancia. Una familia Unschooler, aun sin querer dirigir a sus hijos podría no estar acompañando a sus hijos de la forma que ellos necesitan ser vistos y escuchados. No se trata de enseñar académicamente o de no enseñar. Se trata de ayudar a aprender aquello que el niño quiere o necesita, le gusta o le apasiona. No forzar pero tampoco no descuidar. Saber respetar y esperar y confiar.
Repito, lo que está en juego es la persona que nuestro hijo ha venido a ser. Por tanto nuestro principal y más importante objetivo debería ser permitir a este ser único y especial poder desarrollarse lo más plenamente posible.
La gran diferencia entre ser una familia Unschooler o Homeschooler es la intencionalidad académica del padre o de la madre. Las familias Unschoolers no dirigen ni tienen expectativas académicas sobre sus hijos. Las familias Homeschoolers en mayor o menor medida sí tienen expectativas académicas.
Yo me pregunto:
¿Por qué si hemos elegido no escolarizar a nuestros hijos seguimos necesitando que aprendan cosas cuando nosotros pensamos que es el momento adecuando y no permitimos que sean ellos los que lo aprendan a su ritmo?
¿De qué tenemos miedo?
- ¿Por qué es mejor aprender a leer a los 6 años con esfuerzo y desgana que a los 10 años con interés y entusiasmo?
- ¿Por qué nos cuesta confiar en ellos y en su capacidad y su potencial?
- ¿Por qué seguimos pensando que si no enseñamos a un niño algo no lo va aprender de igual modo en otro momento y a su propio ritmo?
- ¿Por qué tenemos prisa para que aprendan antes de estar interesados?
- ¿Por qué nos importa más lo que los demás piensen que lo que nuestro hijo realmente necesita?
- ¿Por qué nos pesa más la presión social que el amor que sentimos por nuestros hijos?
- ¿Por qué no podemos priorizar tener una buena relación con nuestros hijos antes que todo lo demás?
- ¿Por qué seguimos pensando que si algo no se aprende a una determinada edad ya será tarde?
- ¿Por qué pensamos que si no forzamos a un niño no querrá aprender aún viendo desde pequeños que tienen una curiosidad infinita por todo?
- ¿Por qué se inventaron realmente las escuelas hace menos de 200 años? ¿Para ayudarnos a ser nosotros mismos o para hacernos a todos iguales?
- ¿Por qué pensamos que es mejor aprender sentados con lápiz en mano que jugando, mirando, haciendo, experimentando, preguntando, escuchando, hablando…?
- ¿Por qué seguimos teniendo todos estos pensamientos y creencias limitantes? Si al fin al cabo no son nuestras. No son pensamientos a los que hemos llegado nosotros por experiencia propia, más bien los tomamos prestadas y nos las seguimos creyendo sin más.
La respuesta a todas y cada una de estas preguntas, en mi opinión, es por qué eso es lo que nosotros vivimos de niños y cómo no conocemos otra forma de hacer nos da miedo confiar y esperar. No hay otro modelo. Pero si seguimos igual nunca lo habrá.
Si permitiéramos a los niños ser niños el tiempo necesario que necesitan serlo, ellos dejarían de ser niños cuando ya no lo fueran. Si pudieran llegar a ser quienes realmente han venido a ser sin nuestras expectativas estoy segura que cuando ellos tuvieran sus propios hijos también les permitirían ser ellos mismos.
El cambio de paradigma en la educación y la crianza SÍ es posible si nos liberamos de las cadenas que aún nos mantiene a todos esclavizados en lugares donde nunca hubiésemos elegido estar.
Hoy es un muy buen día para empezar ese cambio que nuestros hijos necesitan. Gracias por leerme y darme la oportunidad de entrar en tu ser una vez más.
MI LIBRO: Dar voz al niño
Curso online: Sanar la Herida Primaria (SHP) Los lectores de El Blog Alternativo tienen un 10% de descuento sobre el precio especial del curso con el código EBA10
Únete a la Tribu de Madres Conscientes
Mi web: www.yvonnelaborda.com
Terapeuta Humanista-Holística
Escritora y conferencista motivacional
Crianza Consciente
Educación Emocional
Unschooling: (aprendizaje autónomo)
Ex-profesora de inglés
17 mayo 2017 12:39
Me ha gustado mucho este artículo y por fín tengo clara la diferencia… Estoy embarazada y mirando desde ya opciones, ya que el permiso por maternidad es muy limitado y quiero la mejor educación posible!! Gracias por compartir!