
Durante décadas, la población de los pueblos y del mundo rural en general ha tendido a emigrar hacia las grandes ciudades. Esto ha hecho que su población se reduzca hasta mínimos históricos en muchos casos. Incluso que algunas localidades desaparezcan. Un fenómeno que sigue dándose ante la falta de oportunidades laborales en este tipo de rincones de España.
Sin embargo, se da una paradoja. A la vez que muchos pueblos pierden población, infinidad de personas que suelen trabajar en las ciudades cuentan con huertos a modo de hobby. Un pasatiempo muy interesante al que dedican sus tardes y su tiempo libre. Pero ¿por qué? Aquí vamos a analizarlo y, además, explicaremos cuáles son los instrumentos imprescindibles para su mantenimiento.
Las ventajas de tener un huerto
Hay una serie de razones que empuja a todas estas personas a cultivar sus propios huertos. Vamos a ver las más importantes:
- Ayuda a la economía familiar. ¿El motivo? Teniendo en cuenta la inflación y el precio actual de los alimentos, la producción propia es una opción muy rentable.
- Se come de forma más natural y saludable. Al fin y al cabo, es uno mismo el que decide qué productos usar como fertilizantes.
- Fomenta el contacto con la naturaleza. Algo que cada vez echan más de menos quienes viven y/o trabajan en las grandes ciudades.
- Es un pasatiempo familiar. De hecho, a los niños les suele encantar. Una forma ideal de pasar tiempo con ellos y de enseñarles los valores de respeto al medioambiente que necesitan para el futuro.
- Reduce el estrés. Sin duda, cultivar un huerto es una de las mejores formas de liberarnos de la ansiedad que nos genera nuestro día a día.
¿Qué herramientas son necesarias para trabajar un huerto?
Antes no hemos citado otra de las grandes ventajas de los huertos. Hablamos, cómo no, de sus precios, que los hace muy rentables. Sin embargo, es indispensable contar con algunas herramientas y utensilios para poder trabajarlos adecuadamente. Es el caso, por ejemplo, de un motocultor con el que eliminar la maleza, airear el suelo y mezclar la tierra.
Por su parte, para garantizar el riego del suelo y de las plantas cuando no llueve lo suficiente, es necesario contar con un sistema de riego alimentado por motobombas. Estos dispositivos utilizan un combustible (generalmente, electricidad o gasolina) que se encarga de que el agua llegue a los lugares deseados.
Tampoco podemos olvidarnos de hablar de la utilidad de las motoazadas a la hora de cultivar un huerto. Hay mucha gente que usa este término para hablar de los motocultores, pero no son exactamente sinónimos. Su utilidad durante la siembra es incuestionable.
Sin embargo, las herramientas manuales son también imprescindibles. De hecho, para poder cultivar un huerto de este tipo durante el tiempo libre, se antoja imprescindible contar con una pala y un rastrillo, con una carretilla y con unas tijeras de podar. Solo así es posible optimizar cada fase del proceso.
En definitiva, tener un huerto en el pueblo es una decisión inteligente para todos los amantes de la naturaleza que, por circunstancias de la vida, han de trabajar en la ciudad. Sin duda, un espacio que, más allá de permitirnos comer más sano y de incentivar la economía local, nos ayudará a liberarnos del estrés y a pasar más tiempo con nuestros hijos. ¿Qué más se puede pedir?