Vida y muerte de GRAHAM CHAPMAN

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Graham Chapman Portrait - Vida y muerte de GRAHAM CHAPMAN

«Cuando te fijas en ella, la vida es un pedazo de mierda.
La vida es una carcajada, la muerte un chiste, es así.
Ya verás que todo es un ‘show’, continúa divirtiéndoles mientras avanzas,
y recuerda que la última risa depende de tí».
Fragmento de la canción  «Always Look On The Bright Side Of Life»

«Always Look On The Bright Side of Life» (Mira Siempre El Lado Luminoso De La Vida) es una de las canciones más solicitadas actualmente en los entierros y ceremonias fúnebres del Reino Unido.

Dicha canción fue incluida en la película «La Vida de Brian», escrita y protagonizada por el grupo británico de humoristas Monty Python. Aparece en la escena final, un loco epílogo con unos cuantos hombres crucificados en el Gólgota -entre ellos a alguien que han confundido con Jesús-, que se animan cantando y silbando ante tal adverso y terrorífico final.

Graham Chapman fue uno de los miembros de Monty Python. En «La Vida de Brian» interpretó el papel protagonista.
Chapman falleció de cáncer a la edad de 48 años, y su amigo y compañero Eric Idle cantó parte de la canción en su ceremonia de despedida, transmitida en directo por la BBC. De ahí que haya tomado tanta relevancia, además de por su mensaje.

La suya es otra historia más sobre experiencias dramáticas y extremas. Lo que se tradujo, una vez se fue, se resume en una concepción diferente sobre la muerte y el duelo. Era un transgresor en toda regla, y sus amigos le homenajearon como tal. Se reía de todo, también de lo adverso. Traspasó muchos límites, tomando la gamberrada como modus operandi. Honrándolo, los Monty Python nos dejaron un legado interesante sobre cómo despedir a un amigo y no sucumbir en el intento.

El nacimiento y la infancia de Chapman fueron de lo más surrealista; el primero fue durante un bombardeo aéreo, y la segunda asistiendo repetidamente -como el hijo de un policía- a algunos increíbles y tremendos escenarios tales como un gravísimo accidente de avión, cuando sólo contaba 3 años.

Estudió medicina y se doctoró, aunque su verdadera pasión era el teatro y la interpretación. Solía escribir también, y cuando se unió a los Monty Python pudo combinar todas esas disciplinas en una.

En la década de los 70 saltaron a la fama con un programa en la BBC llamado «Monty Python’s Flying Circus» (El Circo Itinerante de los Monty Python). El programa consistía en sketches y gags, basados en una crítica mordaz a la sociedad inglesa y a los problemas comunes en todo el mundo. El surrealismo y el doble sentido inherente en todos ellos fue la caraterística primordial de la serie.

Por ejemplo, en este gag sobre la inquisición española:

Este sobre la disciplina en el ejército:

O este sobre Hitler:

Chapman era, junto con John Cleese, el responsable de la mayoría de guiones. En ellos imprimió sus propias experiencias personales, como su homosexualidad no declarada (sus compañeros sí sabían de su condición). Por ello gozaba interpretando a militares, policías o otras figuras de autoridad, ridiculizándolas:

Un curioso batallón gay:

O una comisaría de locos:

Chapman sufrío de un grave alcoholismo durante buena parte de su carrera. Sus compañeros lo descubrieron en el rodaje de la película «Los Caballeros De La Mesa Cuadrada». Debido a la falta de alcohol, se presentaba a los rodajes con un evidente delirium tremens, olvidándose de los diálogos y causando graves problemas en el set a causa de su agresividad. Debió internarse en una clínica y acabó superando sus adicciones, transformándose en un gran defensor de la salud, el cuidado del cuerpo y la condena de los excesos.

Por desgracia, al cabo de un tiempo contrajo un grave cáncer de laringe y médula espinal que terminó en muy poco tiempo con su vida.

En su ceremonia de despedida, su gran amigo John Cleese escribió un memorable discurso en el que resumió la locura, la ironía y la transgresión de la que Chapman siempre hacía gala. Se refirió a él como a un «Ex-Chapman», en referencia a uno de los sketches más recordados de la serie, «El Loro Muerto» -escrito a dúo-, en el que Chapman aparece en su clásico papel de policía:

Cleese empezó de un modo serio, casi solemne, para terminar dando un giro al discurso que hizo que los asistentes se desternillaran. Así era Chapman, y así quiso recordarlo:

Porque, veréis, Gray lo hubiera querido así. De verdad. Cualquier cosa por él, salvo buen gusto descerebrado. Y eso es lo que siempre recordaré de él, además naturalmente de su extravagancia olímpica. Era el príncipe del mal gusto. Le encantaba escandalizar. De hecho, Gray personificaba y simbolizaba más que nadie que haya conocido todo aquello que era más ofensivo y juvenil de los Monty Python. Y su gusto por impactar a la gente le llevó a logros cada vez mejores. Me gusta pensar que fue una luz pionera que iluminaba el camino por el que podían continuar espíritus más tenues.

Lo recuerdo en las fiestas de la BBC, arrastrándose a 4 patas y restregándose contra las piernas de ejecutivos vestidos de traje gris, para luego mordisquear las más apetecibles pantorrillas femeninas. De eso también se acuerda la Sra. de Eric Morecambe.

Recuerdo cuando lo invitaron a hablar en la sindical de Oxford, y cómo entró en la cámara vestido de zanahoria -un traje naranja que lo cubría por entero terminado en una brillante ramita verde a modo de sombrero-, y a continuación, cuando llegó su turno de hablar, se negó a hacerlo. Se quedó allí, literalmente mudo, durante 20 minutos, sonriendo beatíficamente. La única ocasión en la historia del mundo en que un hombre completamente mudo ha conseguido iniciar una revuelta.

Recuerdo a Graham recibiendo un premio de TV de la revista Sun de manos de Reggie Maudling. ¡Quién si no!  Tomar el premio y caerse al suelo, y arrastrándose hasta su mesa, gritando lo más alto que podía. Y si recordáis a Gray, ya sabéis que era de verdad alto.

Y aquí, la primera parte del discurso junto con la canción de la que os hablábamos al principio del post:

http://www.youtube.com/watch?v=r1Wwn0E6oik

Se rumoreó que tras la ceremonia los Python y sus amigos íntimos se fueron a las afueras de Londres con sus cenizas a cuestas, y las lanzaron hacia el cielo atadas a un cohete. Nunca lo confirmaron… ni lo desmintieron.

En 1998 se reunieron otra vez para conceder una entrevista de TV. Pusieron un arcón en el centro del escenario, y encima una urna con las supuestas cenizas de Chapman, en recuerdo suyo. Esto fue lo que pasó:

Su particular recuerdo y homenaje seguía siendo el mismo, aún con el transcurso de los años: hacer honor al sentido del humor que tenía, a su gamberrada constante, y a la transgresión de la que hizo bandera hasta que murió.

Así pues, nos dejan un ejemplo sobre cómo enfocar la muerte más allá de la pérdida, y cómo vivir un duelo desde la energía del fallecido y no desde la energía del que se queda aquí. La chispa de Chapman siguió viva en ellos a lo largo de los años, manteniéndole vivo aún sin estar presente. Y lo que siempre es una vivencia triste, dura y traumática, se convirtió en una mofa a la propia existencia que, sin quererlo, la dotó de mucha trascendencia, pues el sentimiento de pérdida se transformó en un sentimiento de continuidad.

Más información Monty Python: Web Oficial, Wikipedia
En El Blog Alternativo: Randy Pausch, una lección de vida y muerte
En El Blog Alternativo: El Último Viaje

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3 Responses

  1. Mariana Piovano

    5 junio 2012 18:57

    Excelente artículo. Me encanta Chapman y los Monty Python, y me parece excelente la manera de homenajearlo que tuvieron. Unos genis en verdad, y muy bueno el aporte de ustedes.

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